El Negrito de Doña Zuna: Ícono de San Juan

POR: IKE MENDEZ

Esta imagen histórica del “Negrito de Doña Zuna,” renovada con lentes moderno

nos transporta a un tiempo en el que la identidad sanjuanera encontraba en los detalles cotidianos motivos para la alegría y la nostalgia. testigo de un instante que ha quedado grabado en la memoria colectiva de los sanjuaneros.

El Negrito de Doña Zuna no fue solo una figura decorativa; era un símbolo, un pequeño héroe de la infancia de generaciones. En su origen, estaba sentado en una tablilla alta sobre una columna en la tienda de la Agencia Phillips, propiedad de la familia Calderón Fernández. Con su boca blanca y su sonrisa amplia, el Negrito se convirtió en el epicentro de las fantasías infantiles, el protagonista de sueños en los que los Reyes Magos traían regalos milagrosos según la tradición popular.

Doña Zuna, la primer a dueña fue el alma detrás de este icónico establecimiento ubicado en la calle Mella, frente al mercado. Su negrito, lejos de ser objeto de discriminación, se convirtió en un elemento folclórico que alegraba a quienes pasaban por el lugar. Damocles Méndez, evocando su infancia, lo describe como un “pintoresco motivo de alegría” que marcaba una parada obligatoria en el camino a la escuela Francisco del Rosario Sánchez. “Vamos a pasar por el Negrito de Doña Zuna”, decían los niños, haciendo del trayecto un momento lleno de expectativas y sonrisas.

El Negrito no era simplemente una figura inmóvil; representaba la unión de una comunidad alrededor de la simplicidad de la vida diaria. Su presencia, aparentemente humilde, fomentó procesos de socialización, inspiró admiración y se convirtió en un emblema del trabajo, la honestidad y la calidez de una familia laboriosa. Su recuerdo, aunque desvanecido en el tiempo, sigue vivo en las memorias nostálgicas del San Juan de ayer.

Hoy, el Negrito de Doña Zuna trasciende su materialidad para erigirse como un monumento simbólico de la identidad sanjuanera. Su legado cultural y folclórico resalta la importancia de las tradiciones y los elementos que, aunque pequeños, dieron forma a una comunidad. Este Negrito, más que una figura, es un eco del pasado que nos invita a valorar nuestras raíces y recordar que en cada rincón, por más sencillo que sea, hay historia y belleza que merece ser preservada.